
Cuando me decidí a coserlo, tenía tanta información que no podía decidir que punto sería el mejor; lo querría prolijo o más rústico, invisible o… No lo sabía.
Así que puntee con un poquito de cada uno que conocía,
En ese momento cuando vi mi trabajo terminado, noté todas las fallas e imperfecciones,
así como el regocijo de haberme animado a hacerlo…
[No hay academia de corte y confección
que valga en este tipo de cuestión,
sólo coser y descoser muchas vueltas
hasta creer que esta vez quedó “bien”,
a veces remendarlos,
o hilvanarlos antes,
incluso a veces pincharse.
Las puntadas en algunas tandas
serán más grotescas o más finas
con más o menos conciencia,
con más o menos coraje,
con más o menos utopía…
En fin
lo importante detrás no es la puntada,
sino el agujero,
no es el recorte, sino el retazo cortado,
que cae al suelo,
como partícula del olvido…]
No hay comentarios:
Publicar un comentario